
Hoy no es un día cualquiera: ¡es el cumpleaños literario del conde más colmilludo de la historia! El mismísimo Drácula, ese personaje que duerme en ataúd, odia el ajo y no le gustan las fotos en el espejo, fue presentado al mundo un día como hoy en 1897, cuando el irlandés Bram Stoker publicó su novela gótica que sigue succionando atención hasta hoy.
Pero, ojo, antes de volar por los cielos de la ficción, Drácula tenía pasaporte rumano. Detrás del mito hay un personaje histórico de esos que daban más miedo sin colmillos: Vlad III de Valaquia, alias “El Empalador”, por razones que mejor no googlear después de comer.
De príncipe a pesadilla

Vlad no era cualquier noble de castillo: era hijo del “Dragón” y repartía justicia con estacas en vez de sellos reales. Gobernó Valaquia en el siglo XV con mano de hierro… y madera puntiaguda. A su manera, era eficiente: aplastó invasores, impuso orden y dejó bien claro que no era hombre de andarse con rodeos. El problema era su estilo de liderazgo. Digamos que si hoy viviera, tendría denuncias… y un documental en Netflix.
Aunque en su época lo pintaron como el mismísimo demonio —gracias a la imprenta y a sus enemigos con buena pluma—, en Rumania muchos lo veneran como un héroe nacional. Y es que no cualquiera hace retroceder a los otomanos con un “bosque” de empalados como carta de presentación.
Nace el conde de los colmillos

Siglos después, un escritor con mucha imaginación y pocas ganas de dormir tranquilo encontró el nombre Drácula en un libro polvoriento. Y ¡zas! Así nació el conde que lo tiene todo: título nobiliario, inmortalidad, poderes sobrenaturales… y una dieta muy poco vegana.
Bram Stoker mezcló historia, leyendas, epidemias y un poquito de trauma colectivo, y creó un monstruo literario que se ha reinventado en miles de formas: desde Bela Lugosi con capa hasta adolescentes brillosos en el sol.
Turismo con sabor a leyenda

Hoy, castillos como Bran y Poenari están repletos de turistas buscando selfies con fondo gótico. ¿Que Stoker nunca puso un pie en Rumania? ¡Bah, detalles! Lo cierto es que ayudó a colocar a Transilvania en el mapa turístico del terror.
Y así, más de 125 años después, Drácula sigue más vivo que nunca —al menos en nuestras películas, libros y disfraces de Halloween. Y todo gracias a un príncipe medieval que inspiró al conde más icónico de la literatura. Unos empalan, otros escriben… y el mito, bueno, el mito no muere nunca.
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