Un grupo de «inescrupulosos» contacta a supuestas víctimas y las amenazan con difundir en redes sociales sus videos íntimos. Para no hacerlo, exigen cuantiosas sumas de dinero.
Los ciberdelincuentes crean cuentas falsas, envían a las víctimas mensajes sexuales, eróticos o pornográficos a través de teléfonos móviles, para luego pedir dinero a cambio de no difundir las imágenes.
Las víctimas pueden ser coaccionadas para tener relaciones sexuales con alguien, entregar más imágenes eróticas, pornográficas o dinero bajo la amenaza de difundir las grabaciones originales si no accede a las exigencias del chantajista.
Los sujetos hacen una investigación previa de sus víctimas y se aseguran de que sean personas que tengan recursos económicos, revisan sus redes sociales, analizan el perfil socioeconómico que transmiten y, en función de todo eso, las extorsionan.
0 Comentarios